jueves, 10 de diciembre de 2009

Marcus Aurelius Antoninus, el Filósofo.



Marco Aurelio. Antonino. Emperador de Roma ,Nacionalidad: Romano -

Roma 121 - Viena 180


Miembro de una familia de origen hispánico, Marco Aurelio recibió una esmerada educación interesándose desde joven por la filosofía.


Fue el último de los llamados
Cinco Buenos Emperadores y es considerado como una de las figuras más representativas de la filosofía estoica.

“Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia." "Piensa en lo que han hecho, tras pasar una vida de implacable enemistad, sospecha, odio... ahora están muertos y reducidos a cenizas".


"La vida del hombre es una simple duración, un punto en el tiempo, su contenido una corriente de distancia, la composición del cuerpo propensa a la descomposición, el alma un vórtice, la fortuna incalculable y la fama incierta. Las cosas del cuerpo son como un río y las cosas del alma como un sueño de vapor, la vida es una guerra y la fama después de la muerte, solo olvido."


"Todo lo existente se desintegra y todo lo creado por la naturaleza está destinado a morir."


"La duración de la vida de cada uno es irrelevante, un paso para ver el enorme abismo de tiempo detrás de ti y antes de ti en otro infinito por venir."


"Los deseos conducen a la permanente preocupación y decepción, ya que todo lo que se desea de este mundo es miserable y corrupto."


De su libro “MEDITACIONES”
El escribió:


"Saqué :


De mi abuelo Vero: el buen carácter y la serenidad.
De la reputación y memoria legadas por mi progenitor: el carácter discreto y viril.
De mi madre: el respeto a los dioses, la generosidad y la abstención no sólo de obrar mal, sino incluso de incurrir en semejante pensamiento; más todavía, la frugalidad en el régimen de vida y el alejamiento del modo de vivir propio de los ricos.
De mi bisabuelo: el no haber frecuentado las escuelas públicas y haberme servido de buenos maestros en casa, y el haber comprendido que, para tales fines, es preciso gastar con largueza.
De mi preceptor: el no haber sido de la facción
De mi padre: la mansedumbre y la firmeza serena en las decisiones profundamente examinadas. El no vanagloriarse con los honores aparentes; el amor al trabajo y la perseverancia; el estar dispuesto a escuchar a los que podían hacer una contribución útil a la comunidad. El distribuir sin vacilaciones a cada uno según su mérito. La experiencia para distinguir cuándo es necesario un esfuerzo sin desmayo, y cuándo hay que relajarse.

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