sábado, 6 de febrero de 2010

PERDONAR POR PERDONAR



La palabra perdón proviene del latino per :” pasar, cruzar, por “ y donare “donar, regalar, obsequiar.”

Resumiendo, el perdón es un regalo que el ofendido ofrece al ofensor.

De cualquier manera, el vocablo “perdón” significa que alguien agraviado le ofrezca al ofensor como regalo, el pasar por alto la ofensa, olvidarla y “quedar en paz” aún sin haber sido comprendida como ofensa por el agresor.

te ofrezco mi perdón aunque tú no lo necesites y ni siquiera te importe, o acaso no conozcas, o no quieras conocer el daño que me has hecho. Pero igual te perdono “( para estar bien conmigo mismo)

Eso es el egoísmo más absoluto de entre las actitudes egoístas que he analizado a lo largo de mi vida y en mi condición de educadora.:" te perdono para quedar bien conmigo y con mi dios, para poder ir al Paraíso cuando muera.( que me entiendas o no, es igual)


Pura especulación... y hasta inconciente, tal vez.


El decir, : “me ha herido pero no lo perdonaré por perdonar….lo haré solamente cuando él reconozca su error, para que no lo cometa nunca más “. eso es muy incómodo y engorroso para la mayoría de la gente.


lo perdono y asunto terminado ” es la temática común, para quedar bien con el ofensor, con la gente que observa, estar en paz con su dios y con uno mismo (y además, una cosa menos para hacer en el futuro)


Perdonar a alguien que no está reconociendo su ofensa,
es como tener una botella vacía con un corcho taponándola.
Si queremos verter agua en ella, se derramará a su alrededor sin siquiera entrar un gota.
AGUA PERDIDA …. SERA EL PERDON no solicitado .


Si por el contrario, se retira el corcho, el agua entrará fluidamente.
Y el perdón, de esa manera llegaría al agresor como enseñanza de vida.


Yo, como educadora y en la búsqueda de todo lo grande y lo pequeño, pasando por lo absolutamente simple, con el solo objetivo de aprender para poder trasmitirlo a cuanta persona me rodea, no puedo aceptar una situación tan absolutamente acomodaticia, como la de dar el perdón por el perdón mismo.

Sería como decir “hoy enseño Matemáticas aunque no guste la materia y no la entiendan, pues está en la agenda educacional y tengo que seguir con mi rutina ”
En vez de decir: “haré que entiendan la materia, me esforzaré a presentársela de una manera amena para que llegue a sus mentes “.


El educar no es cumplir con una tarea impuesta, es llegar al que nos escucha, es hacer que nos entienda. Es encontrar la veta del “querer aprender” . Es encontrar una mina de diamantes. Es hacer que la persona se abra para recibir.


Con el “perdón” es algo diferente: si el ofensor está cerrado, totalmente creído que está en lo cierto, no puedes ir de a poco para convencerlo que “pida perdón”. Es una situación más límite: si no sabe que hizo mal y no está abierto para recibir el perdón, la intención de perdonarlo será una tarea inútil y sin fundamentos, pero es igual a la enseñanza en cuanto a la apertura del alumno/ofensor. para querer aprender o querer ser perdonado .


Perdonar a quien no lo quiere (o no le importa) y ni siquiera se arrepiente del daño causado, es como plantar margaritas en pleno desierto.


El ofensor, a través de nuestro “perdón express”, no aprenderá nunca que lo que hizo no lo debe volver a hacer, y por ende, seguirá haciéndolo y con más énfasis, porque fue perdonado … fue premiado …


tuvo un regalo por ofender, lastimar, humillar ….


El ofendido, se sentirá bien, porque no perderá el ticket para el Paraíso. Y lo aplaudirán: dirán que es una persona ejemplar porque perdonó.
Y nada de esto coincide con nada de aquello.
Nada de esto ayuda a nada.

Y los buenos propósitos se pierden por no encontrar cómo y dónde aplicarlos.


Agua perdida por un corcho taponando su entrada ….

la botella NUNCA SE LLENARÁ ….

Agua perdida


Todo esto, desde mi punto de vista y sopesando el tipo de ofensa o agravio cometido.



Se perdona cuando el ofensor ha asumido su responsabilidad y sus errores y está abierto para recibir el perdón del agraviado, porque además y a través de este proceso, sabrá que tiene que cambiar de actitud. Aparte de nuestra sana intención de perdonar, estamos enseñando actitudes positivas que lo ayudarán a él y al resto de los seres que lo rodean.


No se puede perdonar a quien no quiere (o no le importa) ser perdonado.
Y el perdonarlo bajo estas circunstancias, sería hipocresía. Sería por satisfacción y tranquilidad propias y rutinarias, las cuales no conducen a nada valedero, ya que en la mayoría de los casos, se hace por el propio bien personal, para sentirse bien con las propias doctrinas aprendidas.


¿Cuál será la ventaja de ese “sentirse bien“, si ni siquiera enseña al agresor dónde está el error o de qué manera ha herido los sentimientos de las personas ?


…. Y tampoco le enseña cómo cambiar su actitud errada.


Perdonar por perdonar, es una hipocresía.


Si la persona no está abierta para recibir ese perdón ni se ha dado cuenta de sus errores, el ser perdonado no le sirve de nada.


A los que aseguran que hay que perdonar SIEMPRE, y ante cualquier circunstancia, les digo que es una actitud tan errónea como inútil.

Perdonar a quien no lo pide porque no acepta su error, no es ayudar a
forjar un mundo mejor.


SI EL PERDON ES UN REGALO …. No regalen por regalar …
¡¡QUE SALGA PRIMERO EL CORCHO !!


14 comentarios:

Vero Cohen dijo...

Es muy fácil hablar del perdón pero difícil vivirlo. Es algo muy complejo que hay que saber apreciar desde diferentes puntos de vista, pero ante todo opino que es sanador.

El texto que hoy nos compartes ve el perdón como un requisito por quedar bien, si es dado de esa manera o con ese interés no es perdón y no vale la pena.

El perdón no es una exigencia y tiene dos caras. La primera es una necesidad; cuando te han herido, cuando con la ofensa haz llenado tu corazón de odios y resentimientos, cuando el dolor parece ser más grande que tú, cuando empezamos a desear lo peor… es ahí cuando el perdón nos ayuda a sanar, a curarnos espiritualmente.

No vale la pena que arruinemos nuestros corazones con esos sentimientos que a la hora de la verdad no hacen nada bueno, por el contrario, hacen más profunda la herida, la abren nuevamente. En este caso el perdón libera, te quita una carga de encima así sea que el agresor no le importe y ni siquiera se de por enterado.

La segunda cara es cuando el agresor necesita saber que el ofendido esta dispuesto a perdonarlo, a aliviarle su cargo de conciencia, y si es posible, de reparar.

Mabel, no podemos esperar a perdonar por quedar bien. Mira el Caso de Sudáfrica, si de verdad no estuvieran dispuestos a empezar de nuevo, a derrumbar los obstáculos del odio irracional del racismo, su historia sería otra.

No digo que sea una país perfecto, pero se me ocurrió ese ejemplo por la película Invictus.

No perdonar es un cáncer que carcome por dentro y sabemos que hay muchos que no se detiene a las señales de alerta. Puedo decir que sigo el tratamiento para curarme, pero si no es cierto ya sabes que pasara.

Cuídate mucho Mabel. Con aprecio…

Mabel G. dijo...

Gracias Vero por expresar tu opinión al respecto.
Sigo opinando que el perdón debe llevar también una enseñanza de vida... y si la persona que ofendió no está "abierta" a recibirla, el perdón le hará bien solamente al que perdona.

Un beso amiga.

(y sí! el perdonar es sanador, es un hermoso sentimiento, siempre y cuando sea completo)

Anónimo dijo...

Mabel, soy una persona profundamente religiosa y nunca he perdonado por perdonar.
Es muy cierto lo que dice: el perdon debe ser una "enseñanza de vida".
Un saludo afectuoso. Antonio

Jacko dijo...

¡Hola, Mabel!

No podría estar más de acuerdo contigo, si bien también es cierto que puedo comprender a quienes están dispuestos a perdonar siempre y sin importar las circunstancias.

Estos últimos perdonan por un sentimiento más bien egoísta, al hacerlo por sentirse bien ellos mismos, sin importarles un comino lo que piense el ofensor (obvio que me estoy refiriendo a circunstancias donde el ofensor no haya pedido ser perdonado). Perdonar tan a la ligera deja en entredicho la sinceridad del ofendido, al carecer del juicio moral que debería acompañar a la situación. Es como no darle importancia.

Recibir un perdón no solicitado puede ser una especie de licencia para seguir ofendiendo, no sólo a quien perdonó tan fácilmente, sino a los demás. Quien disculpa tan fácilmente no le hace ningún favor al ofensor, ni a los demás. Todo lo contrario: le resta importancia a la acción de ofender a alguien.

El reservarse el perdón NO equivale a guardar rencor, como algunos pueden pensar. Uno puede estar dispuesto a disculpar, pero de ninguna manera a malbaratarlo. Bastante malo es el hecho de que exista una ofensa, como para encima de todo no sacar algo bueno de ello; y esto último sería que quien ofende REALMENTE COMPRENDA QUE COMETIÓ UNA FALTA Y QUE SINCERAMENTE SE ARREPIENTA DE ELLO, COMPROMETIÉNDOSE A, POR LO MENOS, INTENTAR EN LO FUTURO EL EVITAR HACERLO DE NUEVO.

Perdonar sólo para quedar bien con uno mismo y con los demás (incluyendo en "los demás" a cualquier dios en el que se crea)es un acto de total egoísmo. Una manera de "yo me siento bien y los demás no me importan; hice lo que se supone debo de hacer y las consecuencias no me interesan. Oféndeme de nuevo, que te perdonaré siempre".

Como te dije, puedo comprender a quien piensa así, pero no comparto en lo absoluto su manera de ver las cosas.


Un abrazo, Mabel.

Mabel G. dijo...

Gracias Jacko, me alegra que mi mensaje haya sido bien interpretado.
He estado toda mi vida de educadora, inculcando esto a mis alumnos. El perdón es un sentimiento muy profundo como para malgastarlo no utilizándolo como aprendizaje para quien necesita aprender, o para malgastarlo dándolo falsamente como hacía mi abuelita que decía.... muy religiosamente ella... "yo perdono pero no olvido" y yo le contestaba "pero es un perdón falso lleno de rencor, sólo enunciado para quedar bien con tu dios"
¡Claro ! se ofendía muchísimo diciéndome que yo "iría al infierno por las ideas raras que yo tenía" ( ¡ideas raras ! cuando eran más sensatas que las de ella que estaban basadas en un temor patológico al infierno y a la "ira divina")
En fin...

Gracias nuevamente Jacko y te mando un fuerte abrazo, amigo...

Mabel G. dijo...

Antonio, gracias por tu mensaje.
Ha sido muy gratificante para mi.
Un saludo afectuoso desde Argentina .

Marisa dijo...

Saludos Mabel y Gracias por tus comentarios
Marisa

Mabel G. dijo...

Exito en tu nuevo Blog, Marisa....
Un beso...

Alicia dijo...

Como vos, no estoy de acuerdo en perdonarlo todo, a todos, siempre.
Pero depende de qué clase de ofensa, si fue con intención o sin querer, y dependiendo de quien venga, puedo perdonar, siempre y cuando salga este perdón de mi corazón.
En el peor de los casos, cuando la ofensa viene de parte de una persona mal intencionada, y principalmente si es grave, no perdono, no soy Dios para hacerlo. Simplemente, el tiempo apacigua mi dolor y dejo las cosas como están, pero la relación se rompe inevitablemente, ya nada es como antes, y menos aún cuando el ofensor no es capaz de reconocer su error, lo que hace que jamás te pida perdón. En estos casos la soberbia está muy presente y no merece mi disculpa.
Con esta publicación he rememorado una vieja situación familiar y mi respuesta es mi actitud de ese momento, que perdura hasta el presente.

Un abrazo.

Mabel G. dijo...

Es exactamente eso...! pero aunque la persona no quiera admitir el mal que ha hecho (por ignorante o mal intencionado) no guardo un sentimiento de odio, hacia ese ser, pero tampoco lo perdono, simplemente me olvido que existe. Esto surgió de un tema que se tocó en la práctica de Yoga, donde mi profesora dijo en la relajación inicial que tenemos antes de cada sesión, que había que perdonar todo y a todos para purificar el cuerpo y el espíritu y la interrumpí diciéndole lo que expuse en mi entrada. Ella se quedó en silencio por un rato...mirando hacia el piso y de repente, mirándome me dijo "cuánta razón tenés Mabel, hay que perdonar enseñando. Esa es la clave, que salga el corcho !!"

Gracias Lunita

Vero Cohen dijo...

Mabel, a veces hay que perdonar de un solo lado, a pesar de que el otro ni se inmute.
En esos casos lo hago por mi, para no envenenarme de resentimientos.

En muchas ocasiones para poder dar lo mejor tengo que pensar primero en mí. Ya sabes, de lo que das recibes...

Todo esta bien. Te mando mis mejores deseos acompañados de un fuerte abrazo.

Mabel G. dijo...

Vero, querida, te entiendo... no lo creas, aunque no lo comparta. Pero sabes, tu sinceridad me da mucha dicha... y hace que te admire...
Un beso muy fuerte.

Emerik Can Cimi dijo...

¿Amado Osho, puedes decir algo sobre el perdón?

Es una de las cosas más fundamentales de entender. La gente piensa ordinariamente que el perdón es para aquellos que son dignos de él, que se lo merecen. Pero si alguien se lo merece, si es digno de perdón, no es muy significativo. Tú no estás haciendo nada de tu parte; él se lo merece. No estás siendo realmente amoroso y compasivo. El perdón será auténtico solamente cuando incluso los que no lo merecen lo reciben.

No es cuestión de si una persona lo merece o no. La cuestión es si tu corazón está listo o no.

Te diré, la gente que no lo merece, la gente que es indigna, le da lo mismo al hombre que ha llegado al espacio del perdón. Él perdonará, sin tener en cuenta quién lo recibe. No puede ser tan miserable que solamente el que lo merece pueda recibirlo. Y ¿cómo él va a encontrar que no se puede perdonar? Ésta es una perspectiva totalmente diferente. No se refiere al otro. ¿Quién eres tú para hacer el juicio de si el otro es digno o indigno? El mismo juicio es feo y malvado.

Sé que Rudolph Hess es ciertamente uno de los más grandes criminales. Y su crimen se vuelve mucho mayor, porque en el proceso de Nuremberg con los compañeros restantes de Adolfo Hitler — que mataron a casi ocho millones de personas en la segunda guerra mundial — él dijo delante de la corte, “No me arrepiento de nada!”. No sólo eso, también dijo: “Y si pudiera empezar desde el principio, haría lo mismo otra vez". Es muy natural pensar que este hombre no es digno de perdón; ésa será la comprensión común. Todos estarán de acuerdo contigo.

Pero yo no puedo estar de acuerdo contigo. No importa lo que Rudolf Hess haya hecho, lo que está diciendo. Lo que importa es que tú seas capaz de perdonarlo incluso a él. Eso elevará tu conciencia a las alturas supremas. Si tú no puedes perdonar a Rudolf Hess seguirás siendo sólo un ser humano ordinario, con toda clase de juicios sobre ser digno, o indigno. Pero tú no puedes perdonarlo básicamente porque tu perdón no es lo suficientemente grande.

Yo puedo perdonar al mundo entero por la sencilla razón de que mi perdón es absoluto; no tiene juicios. Te contaré una pequeña historia tibetana que te aclarará el punto por completo.

...

Si tus meditaciones te traen al estado de una nube de lluvia, perdonarás sin ningún juicio debido a tu abundancia, debido a tu amor, debido a tu compasión.

...

Tu pregunta fue planteada ante el Buda Gautama, porque iba a iniciar en sannyas a un asesino, y el asesino no era ningún asesino ordinario. Rudolf Hess no es nada comparado con él. Su nombre era Angulimal. Angulimal quiere decir un hombre que usa una guirnalda de dedos humanos.

...

La cuestión no es si alguien es digno o no. La cuestión es si tú tienes la conciencia, la abundancia del amor; entonces el perdón surgirá de ahí espontáneamente. No es un cálculo, no es aritmética.

La vida es amor, y vivir una vida de amor es el único vivir religioso, la única vida de plegaria, paz, la única vida de gratitud, grandeza, esplendor.

Mabel G. dijo...

Si eso es lo que dijo Osho, la diabetes ya le estaba carcomiendo el cerebro!! Estoy en completo desacuerdo y pienso que es una tremenda hipocresía todo lo que dijo.
Entonces, según él, tenemos que ir por la calle gritando: "Señora!!! quiere un metro de perdón, lo tengo rebarato !!
"Perdón.. perdón... más barato por docena"....

Come on Osho!!!! don´t make me laugh, would you please!